viernes, 3 de junio de 2016

ASIGNATURAS PENDIENTES








ESCUELA DE NIÑAS DE SANTULLANO. AÑOS DE LARGOS VERANOS




En aquella época de escuelas desconchadas, rancios profesores y  mandilón de cuadros (luego llamado baby), al llegar junio solo había dos opciones: aprobar o suspender.
Luego en la adolescencia el mismo  junio nos traía otros intereses más pasionales y rebeldes. Además de niebla, orbayu de San Juan y hierba húmeda, era la puerta y antesala de noches de verbena, quioscos de música, amigos, sidras  y aún una infinita  y preocupante inocencia pensando en  si teníamos algo pendiente para septiembre y no podíamos pasar de curso.
En la madurez sigo soñando con demasiada frecuencia que tengo una asignatura pendiente y cuando voy a mirar la nota colgada en un listado de la pared, la niebla y el orbayu del dichoso junio no me permiten verla, me veo envuelta en una espesa nube y no consigo saber cual es el resultado.
Ahora en la supuesta sensatez, me doy cuenta que lo más maravilloso que te puede pasar en junio y en septiembre y en cualquier convocatoria, es tener siempre algo pendiente, algo que no concluiste porque no te dió la gana; eso significa que hay otro septiembre y otra oportunidad y otro momento para probar suerte y para estar mejor preparados.
 ¿Que te queda si apruebas todo? Con que ilusión empiezas los nuevos cursos que la vida te va imponiendo?
El aliciente de la existencia es tener siempre algo por lo que luchar y alguna barrera que superar para volver a examinarte de aquello que crees inalcanzable con la misma ilusión que tenía la mirada de la niña de trenzas de la izquierda.
Inconfesables asignaturas pendientes...que uno, a solas y en silencio tiene que ser capaz de evaluar y poner nota. Y así hasta el final...
Bienvenido junio.







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