sábado, 23 de abril de 2016

HIPOCRESIA Y DIA DE LIBRO

El "quijotismo" y la hipocresia  propios de este pais hace que hoy, 23 de abril día de San Jorge, aniversario ficticio de las muertes de Cervantes, Shakespeare y el Inca Garcilaso (ninguno de ellos murió realmente este día), las instituciones públicas, privadas, los ciudadanos en general se apuren a poner en sus redes sociales alusiones a esta conmemoración, cuando la realidad es que en España la lectura es un bien escaso, los libros un bien caro y las bibliotecas un recurso olvidado de forma permanente por quien debe garantizar por ley el acceso a la cultura.
¡Que fácil es sumarse a la moda y subirse al carro de la intelectualidad sólo una vez al año! El resto celebramos quien gana Gran Hermano Vip o comentamos los avatares del polígrafo de los viernes en un conocido programa del circo televisivo. 
Asomándonos a Las Regueras, concejo pequeño del centro de Asturias, del que puedo opinar con más conocimiento por las relaciones que me unen con el y que podría ser el ejemplo de lo que ocurre en el resto de Asturias; el día del libro no existe más que en la mente del bibliotecario o del maestro. Eso sí ,si hubiese actos importantes para conmemoralo estaría representada toda la comunidad, hasta la de vecinos. Igual es como dicen a veces, que la culpa es de quienes trabajamos en el mundo de la cultura que no somos capaces de difundir lo suficiente nuestro trabajo, que deberíamos esforzarnos más por llegar. Esto suele venir de quien no pisa un museo, una biblioteca ni otro espacio cultural desde que iba con el instituto a las cuevas de Tito Bustillo. 
Las instituciones olvidan el pilar más importante de la sociedad y mientras, les pasa por delante la oportunidad de demostrar que un país no será libre mientras en sus proyectos y en sus presupuestos no se dé a las actividades de fomento de la cultura, la importancia que se merecen.



¿Como sería D. Quijote si llegase de la Mancha a Las Regueras?
En lugar de una bacía de barbero en la cabeza, podría llevar la tapa de un microondas, en lugar de empanada de conejo albar comería cachopo, repollo relleno o cualquiera de las viandas más famosas del lugar, miraría desde su destartalado Seat Panda, con su Sancho Panza de copiloto los molinos eólicos de la Peña del Cuervo en el límite con Candamo  y diría:
 "Mire vuestra merced, respondió Sancho, que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas del viento hacen andar la piedra del molino. Bien parece, respondió Don Quijote, que no estás cursado en esto de las aventuras; ellos son gigantes, y si tienes miedo quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla ".
A este Quijote moderno se le habría secado el cerebro de las horas pasadas ante la pantalla de un ordenador jugando al Candy Crush y no leyendo novelas de caballerías.