domingo, 24 de enero de 2016

LA CASA INACABADA DEL RIO ANDAYON






  Él llegó al amanecer con sus aperos de pesca cuando ella salía del agua con su túnica blanca mojada y su cabello rubio  brillando al recién estrenado sol de junio, susurrando esta canción:

Cuentan que al amanecer
mientras duerme la quintana
el galán de tu querer
viene a hablar con una xana...


     Ella le ofreció su tesoro para conseguir su sueño. Un poco más abajo en Covascura ella guardaba joyas y cofres con monedas de oro para dárselas a quien la desencantara y  enamorara. 

    Él le dijo que al final del río había un puerto donde un barco le llevaría a un país cálido y lejano donde en unos años podría volver rico. Solo necesitaba el dinero para el  billete.

 Pronto volvería y construiría una casa para los dos; cerca de su río. En Andayón.

  Cada amanecer ella le esperaba en la orilla, hasta que después de tres noches de San Juan, él regresó para iniciar la construcción de  una gran morada en la margen izquierda del río.

 El dinero no era suficiente para acabar el proyecto que iban a compartir, y que ya tenía paredes, tejado y vigas de madera. 
  Él tuvo que volver a la otra orilla del mar en busca de más fortuna.

  Ella esperó muchos amaneceres y muchas noches de luna llena.

  Él no cumplió su promesa y volvió al pueblo con otra mujer de acento extraño y tez morena para  seguir construyendo su hermosa casa del río.

 Cada vez que un albañil o carpintero intentaba finalizar  el  trabajo; un puñado de hilos dorados se enredaban en sus manos impidiéndole continuar. Nadie  creía que las manos y las herramientas de quien osase concluir la obra, terminarían  llenas de misteriosos hilos dorados. Pero así ocurrió.
  Por eso la casa del puente sobre el río Andayon, en Las Regueras nunca se pudo concluir; porque a la xana que habitaba en su orilla le rompieron el corazón una madrugada de San Juan, y desde entonces sus paredes encierran  los espíritus de todas las xanas que fueron traicionadas por la ambición de un hombre.
 A veces admiten humanos y humanas, y les cosen sus heridas de amor y traición  con hilos dorados...Solo les piden que regresen de vez en cuando a contarles si ya están curados... Yo volví ayer.