sábado, 13 de febrero de 2016

San Valentin, no, San Galerías Preciados

Mi primer regalo de San Valentin creo que fue un recipiente en forma de corazón, de cerámica blanca y con los bordes dorados. Contenía  unos bombones de licor de sabor amargo. En la tapa una inscripción dorada debajo de una pegatina de flores rosa ponía : "Te quiero". A este se sucedieron flores, cenas;  en fin lo normal hasta que en plena madurez de amor y conocimientos me entero, que el tal San Valentin se celebraba en América del Sur cada 14 de febrero como Día de los Novios, y que en la época de la emigración un señor asturiano de Grao (Asturias),  después de hacer fortuna en La Habana con un comercio llamado El Encanto, se trasladó a Madrid en 1934 para instalar un negocio en la calle Carretas, 3; " Sederías Carretas" que más tarde se transformaría en  Galerías Preciados. Además importó la idea del 14 de febrero para darles un empujón a las ventas después de la cuesta de enero y lo llamo Día de San Valentin, como en Estados Unidos. Vaya la que lió Pepin Fernández, el señor de Grao...
Me di cuenta que en lugar de celebrar el amor, estaba celebrando el día en que el primer anuncio del " Día de los enamorados" salia publicado en el diario ABC. Todo muy pragmático y poco rosa.
Entonces como un niño cuando descubre quien son los Reyes Magos o el ratoncito Pérez, el desencanto se apoderó de mi.
Mejor celebrar otro dia cualquiera, cuando te duelen los ojos de llorar y una mano sobre el hombro te dice " no pasa nada", cuando compartes los silencios porque no necesitas hablar, cuando miras al futuro y te ves con una manta, un libro, una mecedora... y otra mecedora a tu lado moviéndose armónicamente al mismo ritmo; o cuando dices: No me pasa nada y alguien te responde: Cuéntamelo. 
O simplemente cuando lo más grave por lo que discutes es 
"....yo no quiero 14 de febrero ni cumpleaños feliz. Yo solo quiero corazón cobarde, que mueras por mi"
( Joaquín Sabina)