lunes, 18 de julio de 2016

Miedos y sombras

Hace 20 años en un día en que el sol caía a plomo como hoy, en una playa parecida en un verano cualquiera, Carlos descubrió sus primeros miedos. Acababa de aprender a caminar y lloraba cada vez que giraba la cabeza y miraba al suelo. Descubrí que tente miedo a su propia sombra. Inventé para él una historia; le expliqué que esa silueta negra en la arena era un amigo que fabricaba el sol cada amanecer para que nunca estuviese solo. Que el milagro solo ocurría en días despejados y azules y que cada noche el dibujo negro se escondía en casa de la luna porque  tenía miedo a la oscuridad. En este momento en otro verano y otra  playa, una niña llora por lo mismo y me apetece contarle la historia mientras su padre intenta por todos los medios consolarla. Lo que nunca le conté a Carlos es que tuve que escribir el relato también para mí, porque sigo luchando cada día para  vencer mis propios miedos y que alguna sombra me sigue amenazando pero ya no miro atrás.